viernes, 9 de noviembre de 2012

Suicidio: Primera causa de muerte en España.


¿ Sus causantes ?
Desahucios, desempleo y pobreza.

Hoy, día 9 de Noviembre, viernes, la primera noticia que he tenido nada mas despertarme, ha sido el suicidio de una mujer debido a que la iban a desahuciar en pocos días.
Me ha parecido, un tema muy actual, además de ser uno de los temas mejor tratados en la historia de la sociología, como bien sabemos por Émile Durkheim.

Las causas del suicidio, como bien sabemos no se las debemos atribuir a la psicología, sino a la sociología. Cómo bien podemos observar, se atribuyen causas como el desahucio y el desempleo, algo que está actualmente a la orden del día.

Aunque no hay cifras oficiales y muchos de estos casos se camuflan como accidentes (de arma de fuego o por ingestión de medicinas equivocadas), el caso que cuenta es que hay una muerte diaria, consecuencia de la precariedad económica, según Eures, la red creada por la Comisión Europea para facilitar la movilidad laboral.

Se trata a veces de autónomos, enfermos desahuciados, solitarios, incluso jubilados con pensiones de miseria que se van por falta de medios, de trabajo, o desesperanza. O porque les iban a echar del piso.
En muchos medios se presenta la imagen de una España desesperada por la crisis: precios por las nubes, salarios inmóviles (entre los más bajos de Europa), récord de impuestos, o un IVA desmesurado que eleva el precio de las cosas más elementales… En Euskadi con la supresión de las bonificaciones por contratación o mantenimiento del empleo, adoptadas por el gobierno de Madrid, miles de empresas se encuentran con un mayor coste salarial en sus contratos de trabajo, y en especial de jóvenes, mayores de 45 años y mujeres. El mayor impacto se ha producido en las actividades de investigación, desarrollo e innovación tecnológica. Y el país que aguantaba bien ahora se desmorona.
Con este panorama desolador, algunos confiesan que tienen que robar productos alimenticios en los supermercados para poder sobrevivir y llevar algo a casa para comer. Otros que ya han empeñado las joyas de los abuelos. También entre los empleados que han perdido su puesto de trabajo y no tienen instrucción especial abundan los suicidios. Eso sin contar los jóvenes que han caído en los mallas de la droga debido a la falta absoluta de expectativas de futuro y los malos amigos que están más o menos en la misma situación. Se sabe que el número de drogodependientes en España ha superado las cifras registradas en la segunda mitad de los 70. Ante la falta de medios para adquirir la droga, se recurre a sustancias ‘estupefacientes’ insólitas muy peligrosas. Y estos sucesos se han disparado.
Es un presente duro el que está viviendo España. Tal vez el peor desde la guerra civil. Y lo malo es que hay poco margen para la esperanza. ¿Cuántos suicidios más se seguirán ocultando en los próximos meses?
Desde la muerte de Franco se ha seguido en la misma sociedad de consumo de masas, donde el ser humano es pasivo, sin claras definiciones económicas, sociales o filosóficas, y el gobierno de turno intenta sutilmente que el hombre se comporte como un animal de consumo, conformista, apolítico. ¿Derechos humanos?… ¿Qué es eso?
La pobreza, el hambre, los desahucios, la exclusión social y demás problemas sociales no existen para Rajoy
No se ha escuchado ni una sola vez, ni en boca de Rajoy ni de sus entrevistadores, ninguna de esas palabras: “ni por supuesto, las de suicidio, malnutrición infantil, derechos humanos, inflación galopante, sostenibilidad, solvencia, problemas escolares, inamovilidad de las pensiones, tasas universitarias, becas, etc, etc.”. Eso lo dice todo…
En la cuestión de los desahucios el poder judicial trata débilmente de cambiar la ley pero es el propio gobierno el que se resiste. Explica que la comisión de seguimiento en la que participan la asociación hipotecaria, el Banco de España, la comisión Nacional del Mercado de la Vivienda y el secretario de estado para la economía estudian modificar umbrales e ingresos en los que se excluyan los desahucios. Eso requiere tiempo.

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