Tras la muerte de Picasso, Jacqueline no quiso vender ni una
sola pieza y guardó su obra como si fuera una reliquia. Así que fue una
verdadera sorpresa que en 1982, durante la inauguración de una gran muestra de
cerámicas de Picasso en su museo de Barcelona, ella anunciara que donaría a la
ciudad las 41 piezas que había prestado para aquella exposición. Desde
entonces, estas obras se han expuesto de forma rotativa en la colección
permanente. Ahora, con motivo del 30º aniversario de la donación, se presentan
en su totalidad y en un nuevo y favorecedor montaje.
La exposición que hoy se inaugura, bautizada Cerámicas
de Picasso. Un regalo de Jacqueline a Barcelona, ha sido comisariada
por dos de los máximos expertos mundiales en la obra del artista malagueño:
Marilyn McCully y Michael Raeburn.
La muestra, que podrá verse hasta el 1 de abril, arranca con
una serie de fotografías de la época que inmortalizan el día en que se produjo
el primer encuentro entre ambos y a Jacqueline con unos hermosos collares de
cerámica, de los que quedan solo unos raros ejemplares ocultos en colecciones
privadas.
Un espectacular óleo de la última musa de Picasso domina los
conjuntos de piezas agrupados cronológica y temáticamente, que permiten nuevos
descubrimientos de conexiones técnicas y conceptuales. Son piezas realizadas
con procedimientos sencillos, utilizados de forma inédita y rompedora. “La
cerámica le ofrece la oportunidad de mezclar pintura y escultura. Muchas veces
utiliza platos y jarras seriadas, que manipula con la idea de convertir un
objeto de uso común en una obra de arte”, explicó Marilyn McCully, reiterando
que Picasso nunca dejó de experimentar, incluyendo en su práctica los
accidentes en el proceso creativo.
La muestra se completa con dos salas de gran impacto visual,
que reúnen los retratos de Jacqueline, conservados en la colección de obra
gráfica del museo y expuestos raramente. En la primera hay 13 litografías, todas
de perfil y en la segunda 20 linografías, todas de frente y en color. Todas
ellas son pruebas de artista dedicadas a Jaume Sabartés, el secretario de
Picasso y el hombre que impulsó la creación del museo de la calle de Montcada,
y por tanto obras únicas. “Jacqueline le recordaba a la mujer sentada del
cuadro de Delacroix Femmesd’Alger”, asegura Malen Gual, conservadora
del museo. Una vez que termine esta muestra, será Gual quien se ocupe de
colocar las cerámicas en la sala neoclásica, recientemente restaurada.
Precisamente ayer se cumplían 131 años del nacimiento de
Pablo Picasso en Málaga y, también en Barcelona se inauguraba otra muestra
dedicada al artista. Se titula Y Picasso cogió su iPad. Cubismo en clave
contemporánea y especula sobre el estado actual de la pintura a partir de
la pregunta ¿qué estaría haciendo Picasso si viviera? La muestra, abierta en la
galería Trama hasta el 27 de noviembre, reúne 11 artistas de diferentes países,
seleccionados por Paco Barragán.